Siempre igual, ese círculo del día a día. Te vas, vuelvo, me voy, vuelves.. Es un no parar, nos labramos nuestra propia suerte echándole la culpa a la casualidad, ya que es la mejor escusa para coger ese camino que no paramos de empeñarnos en que es nuestro destino. Asi pasan los días, buscando ese alguien o haciendo que ese alguien te encuentre.
Llega la noche, tú ya no estás, te dejé pensando que el destino me recompensaría en un futuro.. Ahora toca vivir con nuestras decisiones, independientemente de quien nos acompañe, independientemente de quien te gustaría ser o con quien te gustaría estar..